“Bailar es vivir. Lo que quiero es una escuela de vida"
Dora Angela Duncan, conocida posteriormente como Isadora Duncan, nació el 27 de mayo de 1878 en San Francisco, California. Es considerada la creadora de la danza contemporanea y aunque no bailara danza del vientre, su baile y su actitud tiene ciertos puntos que la acercan a nosotras.
Debido a una infancia difícil, Isadora se concentró en la danza y la música clásica y en los estudios que le impartía su madre, hasta tal punto que aburrida del colegio lo deja a los diez años y se concentra totalmente en la danza. A partir de ese momento su madre se vuelca más en su educación, enseñándole cultura griega clásica, el paganismo, la música clásica... aunque sus influencias no acaban ahí, ya que en la adolescencia una bibliotecaria la introduce a los estudios filosóficos y de letras, haciendo que su carácter soñador aumentara aún más.
Se mudan de una ciudad a otra y es en Nueva York donde le dan su primera oportunidad, en la compañía de teatro de Augustin Daly. Pero es a principios de siglo, cuando se mudan a Londres, cuando el arte de Isadora, su forma de bailar tan autónoma y diferente, se ven recompensadas con una gran acogida por parte del público. En esa misma época empieza a visitar el British Museum donde encontrará la inspiración para su danza: evoca los movimientos y vestimentas de las griegas antiguas, bailando con túnicas y descalza. Así mismo, añade un toque más de excentricidad haciendo servir música para sus bailes que no estaba compuesta para tal efecto e inspirándose en pinturas de Boticelli o de otros clásicos.
A partir de ahí nació la danza contemporanea y la leyenda sobre Isadora, sobre su libertad de expresión. Ella abrió puertas y nosotras seguimos pasando por ellas.
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